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LA ETERNA CANCIÓN
Obra de la que, según nos cuenta en sus memorias, está contento y orgulloso, aunque, sin embargo, disfrutó de un éxito más artístico que comercial.
La acción se sitúa en un ambiente musical madrileño y contemporáneo. Sorozábal aprovecha ese contexto para introducir algunos «guiños» que la mayor parte del público es incapaz de advertir:
«… La romanza del bajo está hecha con el motivo de las campanas de la Consagración del Grial de Parsifal_ ¿Quién, cuántos pudieron darse cuenta de ello?_ Ninguno. El «amanecer madrileño», una página de tipo sinfónico, comienza con el desarrollo de una frase del dúo de La Verbena de La Paloma… tampoco se enteraron. Cuando empieza a amanecer, el pajarito que canta sus trinos, lo hace con un tema de Barbieri, de Pan y Toros…»
Aún con todo, la crítica del estreno es sumamente elogiosa, tanto hacia el autor del libreto como hacia el compositor. La Hoja Oficial de la provincia de Barcelona del 29 de enero de 1945 titula la reseña «Triunfal estreno de La Eterna Canción, de Fernández de Sevilla y del maestro Sorozábal».
«… es admirable la partitura escrita por el ilustre maestro… puede afirmarse que se ha superado a sí mismo. Todos los fragmentos acusan la alta valía del compositor vasco, cuya inspiración y sentido musical brillan en ellos de modo inimitable…»
En agosto de ese mismo año, estrena el sainete en San Sebastián y el 14 de septiembre en Madrid, en el Teatro Reina Victoria. La revista Ritmo en su número 190, en el que, aprovechando el éxito de la obra, reivindica la elaboración de una ley para regular el teatro lírico español, le dedica estas palabras:
«… bien merece que eternamente brille en los escenarios. La Eterna Canción, por la originalidad de sus temas y la brillantez de la orquestación… Sorozábal, en esta obra, se ha revelado como compositor de extraordinaria asimilación popular. En suma buen libreto y mejor partitura.»
Para Sorozábal este sainete «todavía no se ha descubierto». Reconoce que, quizá, peca de un exceso de música, pero afirma textualmente que «la partitura es fácil y melodiosa». Sin embargo, lamenta que todavía no haya un público con suficiente formación musical que pueda apreciarlo.
La responsabilidad al frente de su compañía lírica ha de compatibilizarla con la dirección de la Orquesta Filarmónica de Madrid, de la que se hace cargo ese mismo año.
Más tarde, surge la oportunidad de dar a conocer sus obras en Latinoamérica. Viaja con su compañía a Argentina e Uruguay y debuta con La Tabernera del Puerto. Al regreso, en 1947, vuelve a hacerse cargo de la orquesta.
ACTO I
Núm.1: Laura y Don Aníbal «Jura un amante»
Núm. 2: Romanza de soprano, Laura “Al regar yo las flores – No quiero verte…”
Núm. 3: Laura y Jacinto «Do, do, do, si, la si»
Núm. 4: Pasodoble. Tina y Montilla “Este servidor – Te quiero por tu frescura”
Núm. 5: Cuarteto. Laura, Manolo, Tina y Montilla «De su pena y de la mía»
Núm. 6: Romanza de bajo, Don Aníbal «Esa es la que va a situarme»
Núm. 7: Todos los personajes del acto 1º «Jura un amante»
ACTO II
Núm. 8: Instrumental
Núm. 8A: danzón. Tin ay coro de mujeres “Por fin llegó – No hace falta que lo digas”
Núm. 9: Don Tomás «La chiquilla está celosa»
Núm. 10: Romanza de barítono. Manolo “Brillan sus ojos”
Núm. 11: Todos los personajes del sainete «Jura un amante»
Núm. 12: Personajes del número anterior y Comisario y Martínez «Madrid, a tanto de tanto»
Núm. 12A: Romanza de barítono. Manolo “Cosas del cariño son»
Núm. 13: Amanecer madrileño. Orquesta y coro de mujeres
Núm. 14: Final (todos los personajes) «Con el tiempo se puede olvidar – Es la eterna canción»
ESTRENO
Teatro Principal Palacio, Barcelona – 27.01.1945
Int.: Marianela Barandalla (Laura), Manuel Gas (Don Aníbal), Andrés García Martí (Manolo), María Teresa Klein (Tina), Mariano Ibars (Jacinto), Anselmo Fernández (Don Tomás), Manuel Alares (Montilla)
Estreno de La Eterna Canción. Barcelona, 1945.