Nicasia. Ya verás cuando me ponga los zapatos y el collar, y mis guantes tan elegantes y mi mantilla con el "azar" Todos los chicos solteros tendrán envidia de ti, porque te quiere una moza que ni en Zaragoza la pintan así. ¡Vaya un negocio bonito si te casas con mí. (evoluciones insinuantes)
Perico. Yo también quitaré el hipo con mi ropa de siñor, y mi puro de medio duro y aquí, en la oreja, mi buena flor. Todas las chicas solteras tendrán envidia de ti, porque te dan un "torrero" lo más chalanguero que se ha visto aquí. Bien mirau, es el negocio más pa ti que pa mí.
Nicasia. (moviéndose con más picardía) Mi cuerpo se sabe mover. Como puedes ver.
Perico. (un poco mareado) A mí esta mujer me va a dar que hacer.
Nicasia, Nicasia, Nicasia, no sé lo que tienes haciendo "ginasia" que me entran "vaivienes" por ti. (se apoya en ella)
Nicasia. (rechazándolo) Perico, Perico, Perico, si tienes congojas, avisa al "medico", pero no te cojas a mí.
Perico. Es que de vete yo pierdo el compás.
Nicasia. Los medicos te doy nada más. (bailan)
Los dos. De gusto se me abre la piel pensando en la luna de miel.
Dol. ¡Rafael! ¡Rafael! Déjame besar tu mano generosa, que a tus pies llore mi dolor.
Raf. Levanta del suelo, pobre Dolorosa, y ten valor. ¡Cuántas horas de pena tendrás en tu largo camino!
Dol. Lo quiere el destino, y sufriré.
Raf. La impiedad de la gente, la vida te hará en mil pedazos.
Dol. Con mi hijo en los brazos moriré.
Raf. (Consigo mismo) Ten piedad, Señor, para la infeliz. Con mi amor en otro tiempo pudo ser feliz. Pero ¿a qué soñar, si aquel amor no puede ser? Alma mía, tu ilusión no ha de volver.
Dol. ¡Pobre Rafael! sufres aún por mí, sin pensar que mis locuras le han traído aquí.
Los dos. Calla, corazón, ya que feliz no puedes ser. Alma mía, tu ilusión no ha de volver.
Raf. Dolores, no sufras.
Dol. Tu pena me llena de pesar.
Raf. Mi dolor no te importe. Pensemos tan sólo en tu suerte.
Dol. Soy madre y soy fuerte, y sé luchar.
Raf. ¿Por qué no vas al hombre que ayer te quiso con tu aflicción? Y, si es preciso, pides perdón.
Dol. ¡Jamás! ¡Jamás! ¡ Maldito el cobarde que manchó mi frente y niega y miente si le recuerdan su delito! ¡Maldito sea! ¡Maldito sea! Antes mendigar sin honra y nombre que unirme a un hombre de tal ralea. Maldito el canalla que, cruel y avaro, le niega amparo, cariño y pan a ese angelito! (Llora)
Raf. ¡Pobre Dolores! ¡Pobre mujer! No sé qué hacer, por que no llores.
Dol. Ya no tengo la esperanza de volverte a ver.
Los dos. Basta de soñar. Aquel amor no puede ser.
Dol. Adiós, Rafael. (Se aleja)
Raf. Adiós. Alma mía, nunca más has de volver.
Nana de Dolores
Dolores. Duerme, mi tesoro, que ya estoy contigo, y ya no te faltan besos ni calor. Duerme en mi regazo, rayito de luna, duerme en esta cuna que te da mi amor. Tu madre te vela, estrellita mia, que eres mi alegría y eres mi dolor. Ea, ea.
Relato de Rafael
Rafael. La roca fría del Calvario se oculta en negra nube. Por un sendero solitario la Virgen Madre sube. Camina, y es su cara morena flor de azucena que ha perdido el color. Y en su pecho, lacerado, se han clavado las espinas del dolor. Su cuerpo vacilante se dobla al peso de la pena; pero sigue adelante. Camina, y sus labios de hielo besan el suelo, donde brota una flor en cada gota de sangre derramada por Jesús el Redentor. Sombra peregrina, emblema del amor hecho luz, camina, camina ligera que el Hijo la espera muerto en la Cruz. ¡Mujer y Madre! De todo lo del mundo, lo más sagrado.
Lucas. ¡Calle ya, por la Virgen! ¡Es mucha irreverencia! Rafael. ¿Qué dice el Padre Lucas? Prior. Nada. (a Lucas) Silencio (a Rafael) Prosiga su relación.
Rafael. Desde una loma del sendero, la Virgen, caminante, ve la silueta del madero y al Hijo agonizante. Y llora Su callado tormento con un lamento que no puede vencer. Es el grito desgarrado arrancado a su carne de mujer. Divina estrella, sobre la huella del humano dolor, triste camina, camina lloro sala Madre Dolorosa del Redentor.
que bella version con pedro la virgen me gusta y agrdesco la subida
ResponderEliminarDuetto Comico
ResponderEliminar(Nicasia y Perico)
Nicasia. Ya verás cuando me ponga
los zapatos y el collar,
y mis guantes
tan elegantes
y mi mantilla
con el "azar"
Todos los chicos solteros
tendrán envidia de ti,
porque te quiere una moza
que ni en Zaragoza
la pintan así.
¡Vaya un negocio bonito
si te casas con mí.
(evoluciones insinuantes)
Perico. Yo también quitaré el hipo
con mi ropa de siñor,
y mi puro
de medio duro
y aquí, en la oreja,
mi buena flor.
Todas las chicas solteras
tendrán envidia de ti,
porque te dan un "torrero"
lo más chalanguero
que se ha visto aquí.
Bien mirau, es el negocio
más pa ti que pa mí.
Nicasia. (moviéndose con más picardía)
Mi cuerpo se sabe mover.
Como puedes ver.
Perico. (un poco mareado)
A mí esta mujer
me va a dar que hacer.
Nicasia, Nicasia, Nicasia,
no sé lo que tienes
haciendo "ginasia"
que me entran "vaivienes" por ti.
(se apoya en ella)
Nicasia. (rechazándolo)
Perico, Perico, Perico,
si tienes congojas,
avisa al "medico",
pero no te cojas a mí.
Perico. Es que de vete
yo pierdo el compás.
Nicasia. Los medicos
te doy nada más. (bailan)
Los dos.
De gusto se me abre la piel
pensando en la luna de miel.
Dúo
ResponderEliminar(Dolores y Rafael)
Dol. ¡Rafael! ¡Rafael!
Déjame besar tu mano generosa,
que a tus pies llore mi dolor.
Raf. Levanta del suelo, pobre Dolorosa,
y ten valor.
¡Cuántas horas de pena
tendrás en tu largo camino!
Dol. Lo quiere el destino,
y sufriré.
Raf. La impiedad de la gente,
la vida te hará en mil pedazos.
Dol. Con mi hijo en los brazos
moriré.
Raf. (Consigo mismo) Ten piedad, Señor,
para la infeliz.
Con mi amor en otro tiempo
pudo ser feliz.
Pero ¿a qué soñar,
si aquel amor no puede ser?
Alma mía, tu ilusión no ha de volver.
Dol. ¡Pobre Rafael!
sufres aún por mí,
sin pensar que mis locuras
le han traído aquí.
Los dos. Calla, corazón,
ya que feliz no puedes ser.
Alma mía, tu ilusión no ha de volver.
Raf. Dolores, no sufras.
Dol. Tu pena me llena de pesar.
Raf. Mi dolor no te importe.
Pensemos tan sólo en tu suerte.
Dol. Soy madre y soy fuerte,
y sé luchar.
Raf. ¿Por qué no vas al hombre
que ayer te quiso
con tu aflicción?
Y, si es preciso,
pides perdón.
Dol. ¡Jamás! ¡Jamás! ¡
Maldito
el cobarde que manchó mi frente
y niega y miente
si le recuerdan su delito!
¡Maldito sea! ¡Maldito sea!
Antes mendigar sin honra y nombre
que unirme a un hombre
de tal ralea.
Maldito
el canalla que, cruel y avaro,
le niega amparo,
cariño y pan a ese angelito! (Llora)
Raf. ¡Pobre Dolores!
¡Pobre mujer!
No sé qué hacer,
por que no llores.
Dol. Ya no tengo la esperanza
de volverte a ver.
Los dos. Basta de soñar.
Aquel amor no puede ser.
Dol. Adiós, Rafael. (Se aleja)
Raf. Adiós.
Alma mía, nunca más has de volver.
Nana de Dolores
Dolores. Duerme, mi tesoro,
que ya estoy contigo,
y ya no te faltan
besos ni calor.
Duerme en mi regazo,
rayito de luna,
duerme en esta cuna
que te da mi amor.
Tu madre te vela,
estrellita mia,
que eres mi alegría
y eres mi dolor.
Ea, ea.
Relato de Rafael
Rafael. La roca fría del Calvario
se oculta en negra nube.
Por un sendero solitario
la Virgen Madre sube.
Camina,
y es su cara morena
flor de azucena
que ha perdido el color.
Y en su pecho, lacerado,
se han clavado
las espinas del dolor.
Su cuerpo vacilante
se dobla al peso de la pena;
pero sigue adelante.
Camina,
y sus labios de hielo
besan el suelo,
donde brota una flor
en cada gota de sangre
derramada
por Jesús el Redentor.
Sombra peregrina,
emblema del amor hecho luz,
camina,
camina ligera
que el Hijo la espera
muerto en la Cruz.
¡Mujer y Madre!
De todo lo del mundo,
lo más sagrado.
Lucas. ¡Calle ya, por la Virgen!
¡Es mucha irreverencia!
Rafael. ¿Qué dice el Padre Lucas?
Prior. Nada. (a Lucas) Silencio
(a Rafael) Prosiga su relación.
Rafael. Desde una loma del sendero,
la Virgen, caminante,
ve la silueta del madero
y al Hijo agonizante.
Y llora
Su callado tormento
con un lamento
que no puede vencer.
Es el grito desgarrado
arrancado
a su carne de mujer.
Divina estrella,
sobre la huella
del humano dolor,
triste camina, camina lloro
sala Madre Dolorosa
del Redentor.