NOLÓN - Mario Ferrer
COVA - Ana De Guanarteme
FABIÁN - Enrique del Portal (Padre)
PACHA - Milagros Alonso
MINGO - Pedrín Fernández
PIN - Miguel Angel Elejalde
XUANA - Delia Rubens
CORO POLIFÓNICO DE TORRELODONES
ORQUESTA DE LA COMPAÑÍA “VILLA DE MADRID”
DIRECTORES: JESÚS ROMO (ACTO I) Y LUIS CELADA (ACTOS II Y III)
GRABACIÓN EFECTUADA EN EL TEATRO CAMPOAMOR DE OVIEDO EL 20 DE JUNIO DE 1982
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LOBO
SINOPSIS
Día de boda en una aldea asturiana. Nolón (barítono) gaitero de profesión y viudo desde el nacimiento de su hija Cova (soprano) está que no cabe en sí de felicidad: Cova acaba de contraer matrimonio con su amado Xuaco (personaje que no aparece en escena), provocando no pocos comentarios entre los asistentes a la boda y demás vecinos: la boda se ha realizado por poderes, sin presencia del novio, ya que este se encuentra emigrado en Cuba. Y, por si fuera poco, el representante de Xuaco en la boda -el que ha hecho el papel de novio en su lugar- ha sido su mejor amigo, Fabián (tenor), cuyos verdaderos sentimientos por Cova quedan reflejados en la obra siempre de una forma deliberadamente ambigua. La boda es un motivo de alegría para todos: Cova, una vez casada, puede viajar a Cuba a reunirse con su amado y Nolón puede a su vez casarse con su novia Pacha (Tiple cómica). Pin (tenor cómico), tamborilero acompañante del gaitero Nolón, Xuana, abuela de Xuaco (actriz de carácter), único pariente que le queda en el mundo, Martín, dueño del chigre en el que se
celebra la boda y varios personajes más completan el cuadro de alegría con el que comienza la obra.
Tras evocar Cova en una bella romanza su deseo de cruzar el mar hacia Cuba para reunirse con su ya esposo (“Cruzar el mar”), irrumpe en escena el vaquero Mingo (actor cómico), personaje temido y algo rechazado por los aldeanos pues se le considera medio brujo. Este trae un paquete recién llegado de Cuba que contiene los regalos del novio. Fabián, una vez más, es el encargado de abrirlo y dar los presentes a Cova (“Habanera de los regalos”). Tras ello, Nolón exalta su amor a la gaita y a su tierra acompañado por todos (“Canto a Asturias”). Pero de nuevo la escena es interrumpida por Mingo que esta vez trae una carta, también con remite de Cuba, firmada por un tal Antón. En ella se cuenta cómo el Xuaco cayó enfermo y terminó muriendo hacía ya semanas, dado el tiempo que la carta ha tardado en cruzar el Atlántico. La alegría de todos los presentes se convierte en desoladora tristeza, especialmente para la novia. Cae el telón.
En el segundo acto, tras una escena costumbrista en la que los participantes a una romería se enfrentan a los viajeros de un tren que se cruza con ellos, Pacha, Pin y Mingo comentan las consecuencias de la boda frustrada: de hecho ésta no ha sido válida, pues el novio estaba ya muerto. Pacha no puede casarse con Nolón, pues Cova sigue soltera, aunque guarda un estricto luto. La pícara Pacha urde un plan para salir de tal situación: buscar novio para Cova entre todos los aldeanos solteros. Los cómicos Pin y Mingo se prestan encantados como voluntarios para tal objeto (terceto cómico)… pero a Pacha no se le escapa que el verdadero candidato es Fabián, al que engatusa haciéndole reflexionar sobre su verdadera relación con Cova. En un magnífico dúo, culmen lírico de la obra, Cova manifiesta a Fabián lo que hay en su corazón: ella sólo ha amado y sigue amando al difunto Xuaco. Fabián lo acepta resignado, pero Cova, presionada por todos y consciente de la limitación que su luto supone sobre todos, termina cediendo a casarse con una profunda tristeza. Nolón se da cuenta del sacrificio que su hija pretende hacer por los demás y, ensimismado con su gaita, sólo a ésta cuenta sus inquietudes.
En una noche de tormenta varios personajes, entre ellos, la abuela Xuana y Pin, están refugiándose de la lluvia bajo un horreo cuando llega Mingo empapado y demudado: dice haber visto al espíritu del Xuaco en una encrucijada y que le ha preguntado si Cova está casada. Ante su respuesta afirmativa, Mingo cuenta cómo el Xuaco se alegró y manifestó venir a buscar a su mujer. Todos quedan estupefactos.
El tercer acto comienza de nuevo con una escena de boda, esta vez es la de Nolón y Pacha, que por fin puede casarse con el viudo. Cova ha insistido en la boda de su padre y manifiesta que Mingo, con sus historias de apariciones, le ha abierto los ojos. “Claro que soy casada”, dice, y como tal debe cuidar del niño que el Xuaco tuvo de una anterior relación y que está en un hospicio de Oviedo. Manifiesta así, ante el asombro de todos, su vocación: profesando como religiosa será madre de ese niño y de todos los huérfanos del orfanato. La obra termina con la agridulce despedida de Cova que marcha tras una monja a seguir su nuevo camino.
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